martes, 27 de febrero de 2007

Nicolás Vázquez: "Siempre estuve medio loco"

Ya de chico, Nicolás Vázquez pasaba horas entreteniendo a los suyos con mohínes y caracterizaciones. No soñaba, ni remotamente, que algún día esa gracia natural le daría de comer. Es más, hasta estaba convencido de que lo suyo era la terapia ocupacional.

Pero un día el actor que llevaba adentro explotó. Entonces supo que arrancaba un largo camino con punto de partida, pero sin recta final ("en esta profesión nunca se llega", dirá). Con un unipersonal en la cartelera marplatense, Mutando, reanimado (donde suelen colgar el cartelito de "no hay más localidades"), y a punto de protagonizar la tira juvenil Casi ángeles (con producción de Cris Morena, para Telefé), podría decirse que, en el camino ya andado, su brújula está bien orientada.



La primera versión de "Mutando..." fue en 2000. ¿Qué cambió?

Todo. Y es muy gratificante ver cómo algo que soñaste tiene vida propia. Fue a pulmón y mamá me compró el vestuario en el Once. Primero se llamó Los Váz quez, locura de familia y me presentaba en un pub de Flores, donde al dueño ni le importaba mi propuesta: sólo quería vender pizza y cobrar cinco pesos por persona. Después, la llevé a todos los lugares under donde me lo permitían. Hasta que hice una temporada en La Plaza y ahora, con libros de Sebastián Rotstein, Alberto Rojas Apel y míos, más un increíble trabajo de animación, llegamos a Mar del Plata. Con semejante oferta teatral, me resulta increíble que la gente me elija.



¿Cómo nació el espectáculo?

Yo siempre estuve medio loco y me la pasaba haciendo personajes. En 2000, estando sin trabajo, me empezó a rondar la idea de darle forma a todo esto que partía de mi observación: no quería tener al actor en el freezer. Hasta que Mercedes (Funes, su mujer) me propuso escribirlo juntos: me llevó a un bar y estuvo listo en cuatro horas. Los amigos, en todo este proceso de desarrollo del espectáculo, resultaron fundamentales: ya entonces venían a verme Facundo (Arana), Marcelo (Cosentino, que ahora es el director), y me animaban para que no aflojara. Es que a pesar de que ya había aparecido en la tele, laburaba a la gorra.

Nicolás habla sin parar a pesar del sueño, porque estuvo trabajando hasta las dos de la mañana. Cuenta que la obra se le acerca un poquito a la tele: aunque no hace eje allí, ayuda a enganchar una historia con otra. Así pasan Ivan de Pera, un modelo que aspira a ser presidente, una chica que compra cosas en Sprayette, un actor discapacitado que para buscar trabajo va a verla a Karina Mazzocco a Transformaciones, de ahí va a lo de Adrián Suar, que lo manda a ver a Marcelo Tinelli... "No ofendo a nadie", se ataja. Y sigue: "Si los imito o los menciono es porque los admiro profundamente".



¿Es cierto que hace poco, como no llegaste a tiempo a una de las funciones, invitaste al público a comer?

Sí. Soy muy responsable y me sentí mal por retrasarme. La producción de Casi ángeles me largó con tiempo, como siempre, para que pueda cumplir con la función. Pero el vuelo que me tenía que llevar a Mar del Plata se retrasó ¡tres veces! Te juro que hasta hablamos de alquilar un avión. Son cien personas las que entran por función y les debo respeto. Marcelo habló con el público, explicó la demora y avisó que no íbamos a suspender pero que el que quería tendría su dinero de vuelta. ¿Podés creer que todos optaron por quedarse y esperar? ¿Cómo no iba a tener una mínima atención? Entonces, los mandamos a un bar cerquita a tomar y comer algo. Fue un super gesto de la gente. De eso mismo hablaba anoche con Mechi. Te juro que lo cuento y me emociona.

Mechi, Mercedes, mi mujer... Una y otra vez Nicolás nombra a quien es su mujer desde hace sólo siete meses, pero con quien ya hace siete años que comparte la vida. La historia de ellos empezó cuando trabajaban juntos en Calientes (Canal 13). Mirada va, beso viene, se volvieron inseparables. Afirma Vázquez: "Una noche le dije que quería estar con ella y con nadie más. En los años que llevamos juntos nos separamos sólo una semana. Nos pasaron muchas cosas fuertes y siempre nos mantuvimos unidos. Lo mejor que tenemos, además del amor, es una gran relación de compañerismo". Y agrega: "Estoy desesperado por tener chicos. En Casi... hago de papá y eso te acerca mucho a los nenes. Me traen cartitas y me derrito. En realidad, los dos tenemos tanta ganas que nunca se sabe...".

Llega la moza. El invita café y medialunas. Se pierde hablando del lujo que le significa que su amigo Marcelo Cosentino lo dirija. "Somos amigos desde hace años, desde la misma época que con Facundo y toda esa banda de Marcelo Rey (respetadísimo representante de artistas que murió hace dos años), un grupo muy fuerte. Bueno, hoy algunos estamos un poco más distanciados... (ver Amigos eran los amigos)", dice el actor.



Es la segunda vez que Cris te elige para un proyecto (el año pasado estuvo en "Alma pirata")...

En realidad, ya me había llamado para otro proyecto, pero que al final nunca se hizo. Cris es una jefa pasional, innovadora, escribe las escenas, las edita y después viene al piso y me pregunta qué tal el viaje. Si esto fuera fútbol, te diría que juega de 5, de 8, de 9 y ataja. Yo creo que esto para mí va a representar un crecimiento porque, además de actuar, me piden muchas cosas más.



¿Por ejemplo?

Bailar y cantar. Con Emilia (Attias, su pareja en la ficción de la tira de Telefé) y todo el elenco (ver Un arqueólogo...) estamos aprendiendo baile hace cuatro meses con Marisa Divito. Y Willy Alonso es nuestro coach (entrenador) vocal: ya grabé algunos temas. Yo siempre canté, pero como hobbie. En realidad, tuve un antecedente laboral (se ríe): tenía 16 años, estaba en un shopping y vi una cabina que proponía grabar tu propio disco. Me metí y empecé a imitar a Luis Miguel. El dueño del lugar me vio tan posesionado que me propuso ir a cantar ahí todos los sábados. Por un mes, fui el ridículo que atraía a la gente...

Es la hora de volver a grabar. "Sos divino", le grita una chica que pasa en bici frente al Hipódromo de San Isidro, donde se hace la entrevista. Y una señora curiosa se acerca despacito para verlo en plena sesión de fotos (y eso que llueve mucho...) mientras murmura: "Este chico es un ángel". Casi.

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